22.5.11

gran nota en el diario El Norte

“Los títeres abren puertas”
Marcelo Pascale, director del Grupo Diabolo


El grupo de teatro de títeres “Diabolo” está por cumplir cinco años de vida, y su titular, Marcelo Pascale, los festejará como le gusta: de gira. “Una de las razones por las que somos titiriteros itinerantes y trashumantes es llegar a los lugares donde pocos han llegado y donde tienen poco acceso a la diversión o a ver títeres”, asegura.



Rubén Sisterna
diarioelnorte@diarioelnorte.com.ar

“Lo más fuerte que me ha pasado en estos cinco años es haber representado de alguna manera a San Nicolás en festivales internacionales donde muchas veces era el único elenco argentino”, dice a EL NORTE Cultural, Marcelo Pascale, con evidente orgullo y satisfacción.
“Haber estado en Ciudad Juárez, donde hay muertos por droga, violencia familiar, infantil, con muchos problemas, estar haciendo funciones en los barrios, fue algo muy fuerte”, explica.
“Fue una experiencia muy gratificante. Los chicos tenían necesidad de afecto, de abrazos, y ganas de reírse”, destaca el Colo, uno de los cerca de 400 titiriteros en Argentina.
“Otra de las cosas fuertes que me pasó fue haber estado haciendo funciones solidarias en la zona siniestrada por el terremoto y el tsunami en Chile, en escuelas donde la mitad del edificio estaba en pie y el resto eran escombros. También hice funciones para dos comunidades en el Impenetrable Chaqueño donde me decían que era la primera vez que había llegado un titiritero. Fue maravilloso”, remarca.
“En todos estos años he podido descubrir que la palabra títeres o ser titiritero te abre puertas y te da como algo especial. En todos los lugares donde estuve no tuve ningún problema, ni uno solo. El ser titiritero te abre caminos porque vamos a divertir a los niños, no tenemos nada escondido ni extraño. Una de las razones por las que somos titiriteros itinerantes y trashumantes es llegar a los lugares donde pocos han llegado y donde tienen poco acceso a la diversión o a ver títeres”, destaca Pascale.
Sus títeres han viajado por Mexico, Bolivia, Chile y Venezuela, y participaron en 15 de los 50 festivales del rubro que hay en nuestro país.
“Hay una movida importante, grossa", asegura el director del Grupo Diabolo, que festejará su 5º aniversario el próximo 6 de junio.

-¿Llevás algún registro de todos los lugares por donde has andado?

-No, el otro día me encontré con Eduardo Di Mauro en Venezuela y él lleva un registro de todos los lugares por donde pasó. Es impresionante porque el mapa estaba minado de puntitos negros. Yo tengo todo en la cabeza (se ríe), me tengo que poner a anotar. Sí guardo todos los recortes de diarios, y la página web (www.diabolotiteres.blogspot.com) está actualizada permanentemente porque es mi carta de presentación. Cinco años es poco tiempo, he estado en lugares increíbles y he logrado cosas importantes. Ahora me voy a Rivadavia, Mendoza, y me quedo hasta el 6 de junio, será el último día del festival, y me han dado el privilegio de cerrarlo.

-En septiembre se realiza una nueva edición del Titiriteños.

-Será del 12 al 16 de septiembre, la inscripción ya está abierta para las escuelas, en pocos días más tendremos los programas, y empezaremos a recorrer las escuelas. Titiriteños cumple cinco años consecutivos, pero será el 14º festival de títeres porque las primeras nueve ediciones las hicimos con el Grupo En Escena, y estas últimas cinco ediciones las hemos hecho con Diabolo. Para esta oportunidad vendrán La Faranda de Salta, La Oruga de Mendoza, Teatro de la Medialuna de Mexico, Bonifrates de Santa Fe y Los Bufones de Córdoba. Serán cinco elencos, cinco años, cinco ciudades porque tendremos a San Nicolás, Guerrico, Erézcano, Campos Salles y Conesa.

-¿Con qué equipo salís de gira?, ¿es complicado movilizar a un titiritero?

-Bastante. Hay que ponerle cara de bueno a los maleteros de los colectivos y de los aviones. Llevo un bolso enorme con toda la estructura del retablo, una valija grande donde van los muñecos, las telas, el micrófono, la mochila personal, y a algunos festivales llevo mi equipo de sonido. Es un equipaje importante, se sorprenden cuando me ven con todo eso. Pero nunca me paró la policía, por la palabra títeres; en la aduana me revisan todo rápido, sin dudar de lo que les digo. En Bolivia paran en diez gendamerías por lo menos, a todos lo revisaban, y yo contaba de los títeres y me decían “pasá, pasá”. La palabra títeres es mágica, la llave que abre todas las puertas. De esto tenemos que darle gracias a Villafañe, a todos los titiriteros que vinieron detrás nuestro.

-¿La recepción de los pibes es la misma en todos lados?, ¿qué obras llevás?

-Llevo “Los fantasmas del torreón”, con los personajes el Rey Pipón, su hija Margarita, su pretendiente Juancito, y Tresor, la mano derecha del rey, un fantasma y una oveja. En todos lados hablo argentino puro en las funciones, en algunos lados se matan de risa por como hablo y las palabras que uso. Tuve que cambiar algunas muy pocas palabras; en Venezuela calzoncillo no existe, sino que usan interiores. En la obra "Antonito, el panadero de la ciudad", un personaje dice “pichi, pichi, para tu casa”. En Bolivia me querían matar porque pichi es el pene (risas). Asi que me decían “todo bien pero cambiá esa palabra”. La trama, la historia de las obras se entienden perfectas. ‘Antonito…’ (una versión de la obra de Villafañe) es para los más chiquitos y ‘Los fantasmas…’ es para los más grandes. Ahora en junio estreno “El gato y los ratones” de Roberto Espina.

-¿Cuánto hace que estás con el teatro y con los títeres?

-Yo entré en la Escuela Vicente Díaz en el ‘87 y el 18 de marzo del ’88 debuté con La lección de anatomía, fue la primera vez que me presentaba en público y lo hice… desnudo (risas). Enseguida participé en El inglés, y Picnic en el campo de batalla. Fue una linda época. Después estuve nueve años con Grupo En Escena. Con los títeres empecé hace seis años. Siempre que veía títeres me llamaban la atención, pero los miraba con respeto. El titiritero Rodolfo Costa siempre me decía que hiciera títeres. En Santa Fe me regala un panadero y un diablo. Me encantó y así empecé.

-¿Te ayudó tu formación como actor para hacer teatro de títeres?

-Absolutamente. Los titiriteros me dicen que se nota ese inicio en el teatro, en la forma de hablar, de expresarse, en la puesta de los muñecos; el retablo que tengo es semicircular tratando de buscar la similitud con el proscenio del teatro, tiene sus patas laterales, su telón de fondo, su bambalina. Cada obra trato de trabajarla como si fuera una puesta teatral porque en el fondo es eso, teatro de títeres. Extraño hacer teatro pero me atrapó esta vida itinerante, de viajar, de recorrer. Es maravillosa porque conocés otras culturas, paisajes, y formas de vida. Y me da la posibilidad de ofrecer títeres a gente que nunca los ha visto.-