Lunes. Mediodía. Se cierra el telón y se apagan todas las luces. Ya no resuenan las voces agudas de los pibes. El último retablo se va guardando en la valija. Se ha terminado el Sexto Festival Internacional de Titiriteros, Titiriteños para los amigos. Para los amigos del Colo Pascale, que le compite cabeza a cabeza al carioca Roberto Carlos.
En seis años pasan muchas cosas, nuevas caritas redondas se asoman al mundo de los títeres. Un mundo ancestral, como contaba el querido Osvaldo Baccaro en cada presentación. Un mundo hecho con diferentes materiales, desde la goma espuma, las telas, lanitas, botones, madera hasta elementos no convencionales como el bicarbonato de sodio o el mercurio de las historias de Julieta Tabbush.
Títeres de guante, marionetas, proyecciones, teatro de sombras. Diferentes técnicas para contar historias, algunas infantiles, otras no tanto, pero que recorren los caminos dejando una estela de sonrisas y de buenos momentos.
Desde el pibe de Villa Esperanza que, con la boca abierta como un plato no dejaba de mirar todo con la mirada de un recién nacido, hasta el nene del "centro", con ya más experiencia en el tema de ir al teatro, pero todos con la misma inocencia, con la misma alegría. Porque esa magia borra las supuestas diferencias, y los títeres llegan en sus casas de cartón a todos los rincones.
En esta edición se sumaron varias ciudades de la región y la promesa de más locaciones quedó abierta para el 2013. Los titiriteros iban y venian en los colectivos uniendo San Nicolás con Ramallo, Pergamino, Rojas, Capitan Sarmiento y Arrecifes. Y en todos lados la respuesta fue la misma, quedaron encantados.
Desde Berazategui llegaron las chicas de "Y los títeres donde están?", con una amplia experiencia barrial, encabezaron funciones auspiciadas por SUTEBA y por la Dirección de Cultura, para el piberío de barrios, delegaciones y comedores escolares. Con un fondo de chamamé arrancaron sonrisas de todos los tamaños.
De la tierra del vino llegaron "Los Títeres del Negro" y "Banda Espuma", que se la pasaron yendo y viniendo por la región con sus historias de ratones y parques amenazados por oscuros señores de traje. Una sencilla historia puede transmitir valores, hablando del cuidado del medio ambiente, del amor, la amistad, la confianza en el otro. Porque la educación no tiene que ser aburrida y pesada, sino que desde lo lúdico los niños aprenden y no se olvidan. Y siempre, pero siempre, se dan cuenta de que lado ponerse.
Proveniente de la cálida Resistencia, vino "Bermejo", con el rescate de Felipe, para quien su amada Rosita corre peligro. El amor atraviesa así cada historia, como la que cuenta "Colibrí", compañía venezolana que por medio de las marionetas y apoyada de música guajira, llenó de magia el escenario.
Al grito de "Messi, Messi", el cordobés Rubén Di Mauro agitó las voces infantiles y al ritmo de música latinoamericana, la neuquina Julieta Tabussh le habló a adolescentes y adultos de las cotidianas luchas al sur del Río Bravo. Diferentes edades, pero la misma fascinación por esas narraciones y tanto trabajo detrás de cada retablo.
Como el largo trabajo de don Osvaldo Baccaro, al que los merecidos homenajes no le dieron ni un atisbo de descanso, agitándolo a cada rato de tanta sorpresa y regalo entregado. Ya no es el único titiritero de la ciudad, pero si el más recordado.
Un resto del festival seguirá dando vueltas mientras tanto en las paredes del Bar del Teatro, donde entre San Martín y picaditas, se pueden ver las fotos de Eva Cuello, Yamila Coehlo y Mariana Marziali, quienes supieron pintar con luz el arte de los títeres.
El telón ya se cerró, llega el turno de otros espectáculos, otras obras, otros eventos. Pero en el mismo momento de la despedida, es cuando se abre otro ciclo, el de la preparación del 7° Titiriteños, esperando la llegada de nuevas historias y de más caritas con ojos de dos de oro mirando como un par de muñequitos cobran vida y les hablan del amor...
María Virginia Bertetti